Lo primero que se debe tener presente, es que un litigios, es la última respuesta frente a un conflicto como mecanismo de solución. Del mismo modo, suele ser el menos eficiente.
Pese a lo anterior, el principal elemento a considerar al momento de evaluar si resulta una alternativa conveniente iniciar un juicio, es la prueba con la que se cuente, ya que no existe nada más frustrante que perder un litigio, teniendo un derecho que no pudo ser probado en el proceso.
Por tanto, la primera pregunta que debe ser respondida al momento de evaluar una asesoría legal, es si se han agotado las vías de solución alternativa, y si no, si quiero que este mecanismo lo lidere un abogado.
En segundo término, se debe responder a la pregunta ¿Qué prueba tenemos?
Por cierto que el inicio de ciertos litigios puede favorecer acuerdos o desencadenar resultados favorables anticipados a la sentencia, pero esto no puede garantizarse, así como los resultados de un juicio.
